Cuando empieces una tarea de pintura, primero tené en cuenta algunos cuidados para no machar los pisos y muebles dentro de la habitación. Solo con ésto habrás comenzado el trabajo de la mejor manera.
Recordá tapar bien el piso con plásticos, telas o diarios. En lo posible sacá los muebles de la habitación a pintar. Si no podés hacerlo, ubicalos en el centro del espacio para descubrir las paredes. Después tapalos con cuidado, primero con una tela (sábana, manta, lienzo) y después con plásticos, para no rayar los muebles delicados o electrodomésticos.
Cuidá el lugar donde preparás y recargás la pintura. Colocá los envases sobre un plástico impermeable, que proteja el suelo si algo cae. También evitá que en la zona haya polvo que ensucie las herramientas y la pintura.
Cerrá puertas para no ensuciar el resto de las habitaciones de casa, pero dejá abiertas ventanas y puertas que den al exterior, para mantener la habitación aireada mientras pintás y se seca la pintura. Es necesario tener una buena circulación de aire, ya que la mayoría de las pinturas despiden vapores tóxicos y olores que pueden ser perjudiciales para personas alérgicas y con problemas respiratorios.
Si tenés mucho que lijar, encintá las puertas de muebles entre marco y puerta para que no ingrese polvo en su interior. También podés usar la cinta de papel para empapelar candelabros, lámparas, ventiladores de techo y otros objetos que se pudieran machar con la pintura y que no es posible retirarlos. Encintá zócalos que no van a ser pintados en su parte superior, como los de madera.
Sobre todo, mientras trabajas, mantené el orden. Tapá las latas de pinturas que no utilizás y guardá las herramientas no vas a usar. No dejes bandejas en el paso. Asegurate de no pisar restos de pintura, para evitar arruinar el lugar a donde vayas.
Si llegás a manchar un mueble o el piso con pintura, retirala lo antes posible con un paño húmedo. Si la pintura con la que trabajás es al solvente, el paño deberá ser humedecido con el solvente apropiado.